
Nació en Caracas el 24 de julio de 1783, en el seno de una familia de ricos criollos, los Bolívar y Ponte-Palacios y Blanco. Estudió de manera no convencional con maestros como el escritor y político venezolano Andrés Bello y el filósofo y educador también venezolano Simón Rodríguez, si bien fue este último quien en su etapa caraqueña contribuyó en más alto grado a forjar la personalidad de Bolívar.
Viajes a Europa

Con el grado de subteniente viajó a Madrid, donde residían sus tíos maternos. Allí, el joven Simón, de apenas 19 años de edad, contrajo matrimonio con María Teresa del Toro y Alayza el 26 de mayo de 1802, y pronto regresó a Caracas para dedicarse a la explotación agrícola en las haciendas heredadas de sus mayores.
A la muerte de su esposa, a escasos ocho meses de matrimonio (22 de enero de 1803), Bolívar emprendió un nuevo viaje a España, esta vez más consciente de la necesidad de un aprendizaje a fondo. Profundizó sus estudios con la orientación del sabio marqués Gerónimo de Ustáriz, quien le introdujo en la lectura de los clásicos antiguos y modernos, de los filósofos y de los grandes pensadores.
Bolívar viajó a través de España, Francia e Italia. El 15 de agosto de 1805, en la colina romana conocida como el Monte Sacro, juró libertar a su patria ante su maestro Simón Rodríguez. De vuelta en Caracas en junio de 1807, conspiró contra el régimen realista. El 19 de abril de 1810 los criollos destituyeron al gobernador y capitán general de Venezuela, Vicente Emparán, integrando la denominada Junta Suprema Conservadora de los Derechos del rey español Fernando VII, eufemismo tras el que se ocultaban verdaderas intenciones de independencia política. Con el grado de coronel, Bolívar fue en misión diplomática a Londres, donde consiguió inclinar las simpatías del gobierno británico hacia la revolución venezolana. En esa misma capital inglesa se entrevistó con el precursor de la independencia Francisco de Miranda y lo invitó a regresar a Venezuela.

Entre tanto, Bolívar había encomendado al joven general Antonio José de Sucre la incorporación de Guayaquil a la República de la Gran Colombia. Lograda ésta, Sucre se apresuró a liberar Quito, lo que consiguió el 24 de mayo de 1822 con su triunfo en la batalla de Pichincha. Por su parte, el Libertador venció el 7 de abril de 1822 en Bomboná y el 6 de agosto de 1824 hizo lo propio en Junín, preludios de la decisiva batalla de Ayacucho, librada por Sucre el 9 de diciembre de ese último año, con lo que prácticamente quedaba libre del poder colonial español toda América del Sur. En Quito conoció Bolívar a Manuela Sáenz, a quien hará su compañera prácticamente hasta el de sus días. Después de la entrevista de Bolívar y el general argentino José de San Martín en Guayaquil, celebrada los días 26 y 27 de julio de 1822, el Libertador había decidido auxiliar a Perú con soldados y armas. Autorizado por el Congreso de la Gran Colombia, llegó a Lima, cuyo gobierno le pedía que dirigiera la guerra. El Congreso peruano le nombró dictador el 10 de febrero de 1824, y a partir de entonces logró controlar las intrigas de la nueva república, al tiempo que organizaba el Estado, creaba colegios, establecía la Universidad de Trujillo (actual Universidad Nacional de La Libertad) o decretaba pena de muerte para los defraudadores del tesoro público; hasta que se vio obligado a delegar todas sus facultades en Sucre el 24 de octubre de 1824 por habérsele suspendido la autoridad para dirigir la guerra en el sur de Perú. Después de la batalla de Ayacucho, una Asamblea reunida en Chuquisaca (actual ciudad boliviana de Sucre) acordó el 6 de agosto de 1825 la independencia del Alto Perú, que cinco días más tarde habría de llamarse Bolivia en su honor, cuya Constitución redactó el propio Bolívar. Cuando iba camino de Venezuela, llamado por el estallido de la sublevación de la Cosiata, que había tenido lugar el 30 de abril de 1826, en Perú le nombraron presidente vitalicio el 30 de noviembre de ese año, pero el Libertador no aceptó.
Sus últimos años
Ya en Venezuela, indultó a los comprometidos en la Cosiata y el 1 de enero de 1827 sostuvo en el cargo de jefe superior civil y militar a Páez. Reformó los estatutos de la Universidad de Caracas (actual Universidad Simón Bolívar) y se dirigió a Santafé de Bogotá el 5 de julio siguiente. Bolívar no regresó nunca a Venezuela. Disuelta la Convención de Ocaña de abril de 1828, Bolívar dictó el Decreto Orgánico de la Dictadura el 27 de agosto de ese año y eliminó la vicepresidencia de la Gran Colombia, con lo cual Santander quedaba sin autoridad. Ello condujo al atentado contra la vida del Libertador del 25 de septiembre de aquel año. Si se salvó físicamente, gracias a la intervención de su amante Manuela Sáenz, moralmente quedó muy afectado. Bolívar renunció ante el último Congreso de la Gran Colombia el 27 de abril de 1830, y partió once días más tarde desde Santafé hacia Cartagena. Allí recibió, el 1 de julio, la noticia del asesinato de Sucre, que había ocurrido en la montaña de Berruecos el 4 de junio. Esto terminó por minar la ya resentida salud del Libertador, quien llegó a la ciudad colombiana de Santa Marta el 1 de diciembre para trasladarse luego a la cercana quinta de San Pedro Alejandrino. Rodeado de muy pocos amigos dictó testamento y su última proclama el 10 de diciembre; y atendido por el médico Alejandro Próspero Reverend falleció el 17 de diciembre de 1830. Doce años más tarde, sus restos mortales fueron trasladados a Caracas. Su inhumación en el Panteón Nacional tuvo lugar el 28 de octubre de 1876. Muchos son los topónimos e instituciones que han recibido en honor a Bolívar su nombre, no sólo las mencionadas República de Bolivia, Ciudad Bolívar o Universidad Simón Bolívar: así, un departamento y diferentes municipios colombianos, un estado y la propia moneda venezolana (el bolívar), e incluso el nombre oficial de su país de origen, que se transformó por medio de la Constitución de 1999 en la República Bolivariana de Venezuela. Asimismo, un municipio del estado mexicano de Durango (Gral. Simón Bolívar) y una provincia ecuatoriana tienen por denominación el apellido del Libertador. Del mismo modo que distintos picos y cerros colombianos y venezolanos han pasado a ser distinguidos con su patronímico. Por no mencionar los cuantiosos parques y plazas de muchas de algunas de las más importantes ciudades sudamericanas (como Caracas, Cartagena, Santafé de Bogotá o Guayaquil), bastantes de las cuales cuentan a su vez con el correspondiente monumento dedicado a honrar la memoria de la principal figura de la independencia latinoamericana.
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